La crisis económica actual deviene de unas causas concretas y era de esperar que los políticos tomasen las medidas oportunas en el control de los mercados financieros internacionales tendientes a limitar la incidencia de la especulación financiera en las transacción de capitales. Sin embargo y pese al tiempo ya transcurrido esas medidas no destacan en el horizonte y las consecuencias deben ser pagadas por las pobres. Siguen existiendo paraísos fiscales, se siguen pagando dividendos escandalosos a ejecutivos de la banca, se disparan los precios en el mercado especulativo de materias primas y consecuentemente se disparan los precios del grano y alimentos básicos de la mayor parte de las regiones del planeta condenado al hambre a millones de seres humanos en todo el planeta.